¿Qué es y cómo ha proliferado el concepto de los “deepfakes”?
Los “deepfakes” son imágenes o videos falsificados creados mediante el uso de inteligencia artificial (IA) y técnicas de aprendizaje automático. El término se deriva de la combinación de “deep learning” (aprendizaje profundo) y “fake” (falso). Estas técnicas permiten manipular y alterar el contenido visual existente para crear material visualmente convincente pero falso, donde se intercambia el rostro de una persona en un video por el de otra.
La proliferación de los deepfakes se debe a los avances en la tecnología de IA y la disponibilidad de grandes cantidades de datos visuales en línea. Estos sistemas de IA pueden aprender de forma automática a partir de estas imágenes y videos para generar nuevas representaciones realistas.
¿Por qué se realizan estas prácticas? ¿Cuáles son sus formatos más comunes?
Las prácticas de creación de deepfakes se llevan a cabo por diversas razones. Algunas personas los utilizan para la sátira, el entretenimiento o la creación de contenido artístico. Sin embargo, también existen casos más preocupantes, donde se utilizan para difamar, extorsionar, acosar o manipular a figuras públicas o individuos comunes.
Los formatos más comunes de deepfakes son videos falsos en los que se intercambia el rostro de una persona en una grabación existente, aunque también pueden incluir la generación de voz y texto falsos. Además, los deepfakes pueden variar en calidad y nivel de realismo, desde aquellos fácilmente detectables hasta otros que son casi indistinguibles de los videos reales.
¿Qué casos emblemáticos de figuras públicas han sido víctimas de deepfakes?
Varias figuras públicas han sido víctimas de deepfakes. Por ejemplo, políticos, celebridades y periodistas (el Papa Francisco, Donald Trump, entre otros) han sido el objetivo de vídeos falsos que los muestran diciendo cosas que nunca dijeron o participando en situaciones comprometedoras que no ocurrieron. Estos casos pueden tener graves repercusiones en la reputación y la privacidad de las personas afectadas.
¿Cuál es el impacto que conllevan, y cómo se podría regular mejor este fenómeno?
El impacto de los deepfakes es preocupante porque pueden generar confusión y desinformación en la sociedad, erosionando la confianza en los medios visuales y en la información en general. Además, los deepfakes pueden ser utilizados con fines maliciosos, como manipular elecciones, difamar a personas o generar conflictos.
Regular el fenómeno de los deepfakes es un desafío complejo debido a la rápida evolución de la tecnología y las dificultades para detectarlos. Se requiere una combinación de enfoques técnicos y legales para abordar el problema. Algunas posibles soluciones incluyen el desarrollo de herramientas de detección de deepfakes más sofisticadas, la promoción de estándares y mejores prácticas para la autenticidad de los medios visuales, la educación pública sobre los riesgos de los deepfakes y la implementación de leyes y regulaciones específicas que aborden el uso malicioso de esta tecnología.
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